En Israel confluyen Europa, Asia y África. Esta circunstancia hace de este país un interesante destino para la observación de aves durante los pasos migratorios. Desde marzo y a lo largo de toda la primavera, millones de aves procedentes de África convergen en esta estrecha franja de tierra en su retorno a las zonas de cría de Europa y Asia central y septentrional. Si a los migrantes, sumamos las aves propias de esta región biogeográfica del Paleártico occidental, el destino se convierte en un top 10.
Esta crónica describe las observaciones llevadas a cabo durante los cinco primeros días de abril, en compañía de Miquel González, ajeno a la ornitología pero un gran acompañante y mejor viajero. Nuestro periplo discurrió por diversos puntos de la mitad sur de Israel: Nitzana, Mitzpe Ramon, Eilat-Yotvata y Ein Gedi, además de la la ciudad de Jerusalén. Cinco días de intensa actividad ornitológica, sin desaprovechar las oportunidades gastronómicas y culturales que ofrece el país.
1 DE ABRIL: TEL AVIV - MITZPE RAMON.
Partimos de Barcelona con destino a Tel Aviv a las 6:30 de la mañana en un vuelo con destino a Zúrich. A las tres de la tarde, aterrizábamos en el aeropuerto Ben Gurion, de la capital israelí. La primera especie que observamos, que resultó ser el primer bimbo del viaje, un Miná común (Acridotheres tristis). Abundante a lo largo de toda el área metropolitana de la capital, tuvimos numerosas observaciones. Ya con nuestro coche de alquiler empezamos a ver numerosos grupos de lavanderas blancas en los céspedes de las rotondas, más minás comunes, tórtolas turcas y alguna Tórtola senegalesa (Streptopelia senegalensis), además de numerosas cornejas cenicientas nos servían para ir abriendo bocado. Un segundo bimbo apareció mientras observábamos un macho de Curruca zarcera (Sylvia communis) que cantaba en lo alto de un arbusto. Eran varios ejemplares de Bulbul cabecinegro (Pycnonotus xanthopygos), otra especie que resultó ser muy común a lo largo de todo el viaje en casi todo tipo de hábitats.
De camino hacia el sur, nos sobrevolaron bandos de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) y moritos (Plegadis falcinellus). Pero el primer subidón de adrenalina llegó al parar en un semáforo de la ciudad de Lod, cinco avefrías espoladas (Vanellus spinosus) descansando en el arcén de la carretera. Más tarde pudimos comprobar que era una especie muy, muy común en casi todas las zonas, incluso en aquellas más áridas, bastaba una balsa de agua por pequeña que ésta fuera.
Unos cuantos kilómetros al sur de la ciudad de Lod, paramos a repostar gasolina. Era un entorno de campos cultivados, donde se alimentaban grupos de cigüeñas blancas y alaudidos (Calandrias y Cogujadas comunes). La fortuna quiso que hicieramos aquella parada. Una silueta oscura se cruzó en el campo visual del telescopio. Era un macho de Cernícalo patirrojo (Falco vespertinus), que cazaba insectos al vuelo. Mientras lo seguía con el telescopio, sentí: “¡águila!”. Décimas de segundo tardaron los prismáticos en alcanzar mis ojos. En efecto, una gran águila se acercaba, seguida por una cohorte de cornejas cenicientas que la acosaban. Volaba hacia el noreste. Se trataba de un subadulto de Águila de estepa (Aquila nipalensis). Aquello si que fue un verdadero subidón de adrenalina. Lamentablemente fue la única gran rapaz que vimos durante el viaje. De camino hacia el sur se sucedieron los bandos de cigüeñas, moritos, milanos negros (Milvus migrans), algún cernícalo primilla (Falco naumanni) e incontables currucas zarcerillas (Sylvia curruca) en las pocas paradas que hicimos. A las 8 de la tarde, ya de noche, llegábamos a nuestro albergue en Mitze Ramon.
2 DE ABRIL: MITZPE RAMON - NITZANA - EILAT
El día amaneció ventoso y mucho más fresco de lo que esperábamos. Nuestro objetivo era recorrer el entorno de Nitzana para intentar ver la Avutarda de Macqueen. El amanecer en Mitzpe Ramon nos brindó un nuevo bimbo en las calles de la localidad, el Avión roquero africano (Ptyonoprogne fuligula). Sin perder demasiado tiempo, enfilamos rumbo al norte, haciendo paradas puntuales, hasta llegar al Parque Nacional Ein Avdat.
Vista de un wadis en el P.N. Ein Avdat |
Había zonas llenas de migrantes, pero lo más interesante fueron varias terreras saharianas (Ammomanes deserti), los primeros estorninos de Tristam (Onychognatus tristamii), un Buitrón desertícola (Scotocerca inquieta), 3 verdecillos sirios (Serinus syriacus) y 2 mosquiteros papialbos orientales (Phylloscopus orientalis).
Ammomanes deserti |
Phylloscopus orientalis |
Cerca de Ben Gurion, vimos el primer Ratonero moro (Buteo rufinus) y el primer Cuervo del desierto (Corvus ruficollis). Las collalbas colinegras (Cercomela melanura) resultaron muy abundantes en esta zona y nos acompañaron practicamente en casi todas las paradas que hicimos.
A la altura del km 145 de la carretera R-211, de una pequeña arboleda inferior a una hectárea, comenzaron a salir rapaces. Una Águila culebrera (Circaetus gallicus), 3 milanos negros, 3 ratoneros moros y 22 ratoneros comunes de la subespecie oriental (Buteo buteo vulpinus) buscaron las primeras térmicas de la mañana para circleando ganar altura y seguir su migración hacia el norte.
Buteo buteo vulpinus |
Al llegar a Nitzana, antes de coger el desvío hacia Ezuz, hay una gran balsa que vale la pena visitar. Además de las omnipresentes avefrías espoladas, había un buen número de vuelvepiedras (Arenaria interpres) y combatientes (Philomachus pugnax), sobrevolados por un bando de fumareles cariblancos (Chlidonias hybrida).
La carretera hacia Ezuz transcurre a través de una gran llanura desértica arenosa, donde pudimos disfrutar de un macho de Curruca tomillera (Sylvia conspicillata), varios cuervos del desierto y diversos grupos de Perdiz chucar (Alectoris chukar).
La búsqueda de la Hubara de Macqueen resultó infructuosa. No obstante pudimos recrearnos con otras especies como el Abejaruco esmeralda (Merops orientalis) o el Buitrón rabilargo (Prinia gracilis). Espectacular fue la concentración de migrantes que encontramos en una pequena arboleda al este de Ezuz. Las currucas capirotadas y los mosquiteros musicales se contaban por decenas, pero lo más sobresaliente era el contingente de currucas zarcerillas. Había centenares. La palabra más acertada para descrirlo semejante espectáculo es enjambre.
Merops orientalis |
Sylvia curruca |
Vista del desierto del Negev |
Al caer la tarde, emprendimos rumbo al sur, hacia la mítica Eilat. Por el camino, a la altura del km 79 de la R-40 tuvimos una fugaz observación de dos hembras de Perdiz desértica (Amnoperdix heyi) y vimos nuestro primer Alcaudón núbico (Lanius nubicus). Un Ratonero moro nos brindó una espléndida puesta de sol.
3 DE ABRIL: EILAT Y SUS ALREDEDORES
Eilat es una parada obligada para cualquier ornitólogo que viaje a Israel. Situado a orillas del Mar Rojo resulta un punto clave en la migración de millones de aves cada temporada. En sus calles y jardines, tórtolas senegalesas y cornejas caseras (Corvus splendes) hacen el papel de las palomás bravías en nuestras ciudades.
La jornada la comenzamos en la famosa North Beach. Una playa que no destaca precisamente por su belleza. Son sus aves las que le dan ese gran valor. Sin embargo, la primera visita fue más bien decepcionante. La salvó una fugaz, pero buena observación de Martín pescador pío (Ceryle rudis) y varias gaviotas sombrías de la subespécie fuscus, el resto fueron gaviotas picofinas (Chroicocephalus genei) y limícolas que no pudieramos ver por nuestras latitudes.
Bien diferente fueron los palmerales y zonas próximas a la estación de anillamiento. Increible la cantidad de ratoneros comunes orientales que debieron de pasar la noche en los palmerales. Junto a ellos se dejó ver un águila calzada de fase clara
Buteo buteo vulpinus |
En las zonas arbustivas se alimentaban cientos de pajarillos, sobretodo currucas zarcerillas, muchísimas capirotadas, mosquiteros papialbos orientales, musicales, carriceros comunes (Acrocephalus scirpaceus), varios pechiazules (Luscinia svecica svecica) en los márgenes de charcas y arrollos, algunos alcaudones comunes (Lanius senator), grupos de lavanderas boyeras de diferentes subespecies, alguna de ellas feldegg... Entre todo ello, destacaron las observaciones de un macho de Curruca mirlona oriental (Sylvia crassirostris) y de un Bisbita alpino de la ssp. coutelii. Dentro de la reserva gaviotas picofinas, flamencos (Phoenicopterus roseus), cigüeñuelas (Himantopus himantopus), cholitejos grandes y patinegros (Charadrius hiaticula y C. alexandrinus), avefrías espoladas, correlimos comunes y menudos (Calidris alpina y C. minuta), combatientes (Philomachus pugnax), además de archibebes finos, comunes y oscuros (Tringa stagnatilis, T. totanus y T. erythropus) o varios andarríos bastardos (Tringa glareola).
Veinte kilómetros al norte de Eilat, se encuentra el complejo salinar conocido como las salinas del km 20, una parada imprescindible para cualquier observador que se desplaze a Israel. En este primer contacto disfrutamos de buenos grupos de gaviotas bálticas en vuelo hacia el norte, tarros blancos (Tadorna tadorna), un numeroso bando de cercetas carretonas (Anas querquedula), flamencos, y todo un plantel de limícolas, que a los vistos en la reserva hubo que añadir avocetas (Recurvirostra avosetta), unos pocos chorlitejos chicos (Charadrius dubius), numerosísimos correlimos zarapitines (Calidris ferruginea), una decena de correlimos de Temminck (Calidris temminckii), Archibebe claro (Tringa nebularia), algún Falaropo picofino (Phalaropus lobatus) y otro de los “bimbazos” del día, 8 ex. de Chorlitejo mongol grande (Charadrius leschenaultii).
Phalaropus lobatus |
Charadrius leschenaultii |
Pero no era todo cielo y agua. Durante el trayecto, nuestros ojos no dejaron de escudriñar la tierra circundante. De este modo fueron apareciendo terreras comunes y marismeñas (Calandrella brachydactyla y C. rufescens), un Bisbita campestres (Anthus campestris), y las esperadas collalbas. Se hicieron de rogar, pero al final observamos en el entorno de las salinas tres especies: la Collalba gris (Oenanthe oenanthe), 4 collabas isabelinas (O. isabellina) y por último un macho de Collalba rubia oriental (O. melanoleuca).
Al mediodía nos dirigimos a los campos de Yotvata, uno de los kibbutz más antiguos de la región de Arava, famoso por sus helados, y por ser uno de los mejores lugares de Israel para ver el Chorlito asiático (Charadrius asiaticus). En su área de descanso, nos encontramos con Ponç Feliu y su familia, con quienes habíamos coincidido en Nitzana. Ellos sí que tuvieron suerte con la Hubara de Macqueen. Después de un buen descanso y con renovadas energías, Ponç nos guió hasta los campos donde había más probabilidad era dar con el Chorlito asiático. La entrada a través de una pista agrícola, nos brindó dos muy buenas observaciones: un par de escribanos hortelanos (Emberiza hortulana) y un macho de Collalba monje (Oenanthe monacha).
El campo sembrado de collalbas grises, una solitaria Cigüeña blanca y dos grullas comunes (Grus grus) se alimentaban al fondo, vario bisbita campestres correteaban entre los surcos, y los bisbitas gorgirrojos (Anthus cervinus) dejaban oir sus reclamos. Entre ellos había labanderas boyeras, y un gran bando de Gorrión moruno (Passer hispanolensis) iba de los campos a una solitaria acacia donde buscaban refugio ante las siluetas de milanos negros, algún aguilucho lagunero (Circus aeroginosus), un Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) y un solitario Halcón peregrino (Falco peregrinus) que lleva entre sus garras una pequeña presa.... Después de dejar a Ponç otra vez con su familia, volvimos a inspeccionar los campos. No hubo suerte con los chorlitos, pero apareció Alcaudón núbico y un par de tortolitas rabilargas (Oena capensis) en vuelo.
A última hora de la tarde emprendimos de nuevo la vuelta a Eilat. Queríamos intentar la Ganga de Lichtenstein (Pterocles lichtensteinii) en una balsa de riego cercana a las salinas del km 20. (en su límite sur). Pero antes nos metimos por una de las pistas que se internaban en las montañas de Eilot. Aquí disfrutamos a placer de varios bandos de Perdiz desértica. Los ejemplares se mostraban sumamente confiados con el coche y se dejaron fotografiar y filmar.
Al atardecer llegamos puntualmente a la balsa. Nos situamos en un lugar estratégico (esquina noroeste de la balsa) para poder disfrutar de las gangas de Lichtenstein. Mientras esperábamos observamos patos cucharas (Anas clypeata), cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo), garzas reales (Ardea cinerea), garcillas cangrejeras (Ardeola ralloides), garcetas comunes (Egretta garzetta) y numerosos pajarillos que acudían a dormir en un pequeño cañaveral. Casi de noche, envueltos un silencio absoluto, escuchamos un pequeño coro que nos sobrevoló. Eran las gangas emitiendo su reclamo antes de posarse. Cuando nos dimos cuenta, dos machos y una hembra entraban a beber en la orilla. Igual que llegaron, se fueron, cautas y sigilosas. Una manera perfecta de acabar el día. A la mañana siguiente nos esperaba un largo viaje hacia el norte y nuevas especies por ver, pero eso será en la siguiente entrega.
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