Lo que vemos es un paseriforme de tamaño
mediano de un color pardo rojizo, con cola larga que tiende a estrecharse hacia
el final. Presenta un aspecto longilíneo con buena proyección de las primarias.
La coloración no es del todo uniforme, sino que muestra un contraste llamativo
en las grandes cobertoras primarias internas y terciarias principalmente, las
cuales presentan un ancho borde castaño rojizo en las hemibanderas externas.
Las secundarias internas también muestran este detalle. Con el ala plegada se
aprecia un panel castaño rojizo a nivel de las secundarias y grandes
cobertoras. Las terciarias destacan por sus anchos bordes rojizos y su centro
oscuro. Lados del cuello y cobertoras pequeñas se ven pardo grisáceas. En el
ala destaca también el álula oscura con borde pálido (cremoso). Por lo que
respecta a las partes inferiores, la fotografía nos permite apreciar un tono
blanco cremoso cálido en flancos y más luminoso en infracobertoras caudales.
De entre las cuatro especies propuestas, la
Curruca mosquitera (Sylvia borin) es la que más se aleja de este patrón. A
grandes rasgos, esta especie destaca por su plumaje pardo grisáceo y la
uniformidad de sus tonos.
Las otras dos especies, el Ruiseñor común
(Luscinia megarhynchos) y el Colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus) muestran
algunos rasgos coincidentes. Analicémoslos.
El Ruiseñor común es de un tono pardo rojizo
cálido muy uniforme y prácticamente ausente de contrastes. Esa es una
diferencia que lo desmarca claramente del ave en cuestión, la cual combina
plumas alares oscuras con bordes anchos castaño rojizos. Además el Ruiseñor
común tiene una cola de un tono rojizo intenso con una tendencia a ensancharse
desde la base hacia la punta, justo lo contrario de lo que pasa con el ave de
la fotografía. Esta serie de diferencias también nos ayudan a descartarlo.
El Colirrojo real presenta dimorfismo sexual.
La ausencia de gris en las partes superiores indicaria una hembra / juvenil (la
foto fue hecha en otoño) en el caso de que se tratara de esta especie, al ser
de un tono pardo grisáceo. Al igual que el ave de la fotografía, presenta
contraste entre el interior oscuro de la plumas del ala y los bordes pálidos de
las mismas. Sin embargo, en este caso esos bordes tienden al blanco cremoso en
lugar de al castaño rojizo, siendo además más finos y produciendo un efecto de
mayor uniformidad. Por otra parte, está el patrón de la cola que es claramente
rojiza con las rectrices centrales oscuras, detalle éste último que no se
aprecia en nuestra ave.
Con todo lo dicho, y remitiéndonos al primer párrafo
de la discusión, la especie enigmática es la Curruca zarcera (Sylvia communis). El ejemplar de la
fotografía, un juvenil del año, fue capturado en una jornada de anillamiento
científico en Abrera (Barcelona), en septiembre del presente año.
Felicidades a los que lo habéis acertado y mi
gratitud a todos los que habéis participado.
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