El protagonista de este Ornitonigma presenta
un par de características propias de un ave paseriforme adaptada al medio
terrestre, compartidas por casi todas las especies propuestas. Por un lado, un
plumaje de tonos cálidos, ocráceos y terrosos que le permiten fundirse con su
entorno. Por otra parte, una patas extraordinariamente largas que inducen a
pensar en un caminador-corredor ágil y rápido. En este sentido, las dos
familias de aves paseriformes que mejor se ajustan a este patrón son Alaudidae
y Motacillidae. En ambas se agrupan un conjunto de especies muy bien adaptadas
a los terrenos abiertos, donde el camuflaje y la adaptación a la carrera son
elementos fundamentales.
El ejemplar de la fotografía presenta un
plumaje caracterizado por los tonos ocráceos de las partes superiores, marcados
por un profuso listado oscuro sobre el píleo, el manto y las escapulares. Las cobertoras
alares y las terciares oscuras con bordes pálidos y castaño rojizos destacan
frente al resto de las partes superiores. Los flancos color ante, se diluyen
hacia el vientre blanco, y la cola larga y oscura parece tener los bordes
claros. Además se aprecia claramente como las terciarias cubren la totalidad de
la proyección primaria, un rasgo propio de la gran mayoría de les especies de
la familia Motacillidae. Finalmente resalta la longitud de las patas, enfatizada
por la postura erguida que mantiene el ejemplar.
Un factor importante en la identificación de
muchas especies, es la datación. Los patrones de plumaje varían con la edad, y
dos especies muy distintas de adultos, pueden resultar muy parecidas en sus
plumajes juveniles o inmaduros. Si nos fijamos, vemos que se diferencian dos
tipos de grandes cobertoras: las más externas presentan un orlado ante-blancuzco,
que contrasta con el orlado castaño rojizo de las internas. Esto nos indica que
ha habido una muda parcial, lo cual apunta a un ejemplar de primer invierno. La morfología también es otro elemento a tener
en cuenta. El ave de la fotografía es desgarbada y algo desproporcionada, destacando
la cabeza especialmente voluminosa en relación al cuerpo.
Hasta aquí ya he mencionado algunas características que
permiten descartar una de las especies propuestas, la Alondra (Alauda
arvensis), pero me quiero centrar en dos de ellos. Por una parte, un rasgo
morfológico, la ausencia de proyección primaria, notable en las alondras. El
otro es postural. Esa actitud erguida es impropia de esa especie, de echo
tiende a hacer más bien lo contrario, agazaparse contra el suelo. Si a ello añadimos la ausencia patente de cresta y los tarsos excesivamente largos para una Alondra, se puede descartar definitivamente.
A partir de aquí hay que discriminar entre las
especies del género Anthus. El Bisbita campestre (A. campestris) presenta un plumaje
mucho más pálido y poco contrastado en general, si bien los jóvenos son más
marcados, pierden este patrón una vez mudados. El tono del plumaje es más
pajizo, menos cálido, con los bordes de cobertoras y terciarias menos
contrastados. Estructuralmente es mucho más proporcionado, con patas y cola más
cortas. Además, cuando se yergue, no lo hace de una manera tan acusada como el
ejemplar de la fotografía, que parece buscar la verticalidad.
Anthus campestris |
El ave de la fotografía es en definitiva un Bisbita de Richard
(Anthus richardi) de primer invierno, que observé el invierno pasado en los
Aiguamolls de l’Empordà (Girona). Aquí os dejo una secuencia de fotografías. Disfrutadlas y gracias por vuestra participación.
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