¿Quién no ha estado alguna vez en el campo
observando aves, cuando de repente una silueta esbelta cruza el cielo con
batidos de alas rápidos y poco profundos para de golpe quedar suspendida sobre
su vertical y observar el terreno que hay bajo ella? Esa acción, denominada
cernirse, da nombre a dos pequeños falcónidos que crían en la Península
Ibérica: el Cernícalo vulgar (Falco
tinnunculus) y el Cernícalo primilla (Falco
naumanni). El primero de ellos, muy común a lo largo de todo el año, tiene
una amplia distribución por el territorio peninsular, donde ocupa una extensa
variedad de hábitats. El segundo, en cambio, resulta mucho más escaso y está
casi exclusivamente ligado a los cultivos de secano del medio mediterráneo,
aunque en época postnupcial aparece —a veces formando importantes
concentraciones— en la fachada cantabroatlántica.
Dado que el primilla es una especie migradora
de larga distancia, que está ausente durante todo el invierno, quebraderos de
cabeza para los ornitólogos ibéricos comienzan a partir de marzo, cuando ambas
especies se vuelven simpátricas en muchas áreas. Hembras e inmaduros son, en
principio, los que presentan mayores dificultades de identificación. Sin
embargo, los machos de ambas especies también comparten un plumaje muy parecido
que aconseja prudencia.
A grandes rasgos, ambos presentan cabeza
grisácea, partes superiores castaño rojizas y partes inferiores ocráceas más o
menos intensas y más o menos moteadas. Pero eso a grandes rasgos, porque
centrándonos en los detalles, vemos que sus patrones difieren notablemente.
El cernícalo primilla muestra un aspecto mucho
más límpio, menos marcado, destacando la ausencia de moteado oscuro en el
dorso, escapulares y cobertoras alares, siendo las grandes cobertoras y las
terciarias de un tono gris azulado, rasgo que resulta diagnóstico, aunque no
siempre fácil de apreciar. Ademas muestra el pecho de un color anaranjado o
asalmonado uniforme con un matiz apastelado y con un ligero moteado poco
llamativo. La cara, de un tono gris azulado, es limpia, con ausencia de
bigotera y otras marcas faciales, lo que le da una expresión suave y gentil.
El cernícalo vulgar es muy parecido, pero se
diferencia entre otras cosas por el moteado de las partes superiores, incluidas
las cobertoras alares, que no son azuladas (GC), sino castaño rojizas. Ese
moteado varía entre individuos y con la edad aparece más espaciado o ausente de
algunas partes.
Cuando están posados, las puntas de las alas
de los naumanii alcanzan el extremo
de la cola, en contraposición a tinnunculus
que muestran las alas más cortas y la cola más larga.
El diseño de la cabeza, como ya he citado, es también
distintivo, con un patrón más marcado en tinnunculus
frente al diseño liso y sencillo de los machos adultos de naumanii, a pesar de que algunos ejemplares pueden presentar una
fina bigotera. Finalmente, cabe destacar la marca subterminal oscura en forma
de flecha que presentan las plumas del manto, escapulares, cobertoras alares y
terciarias que muestra tinnunculus,
frente a las partes superiores lisas de naumani.
El ejemplar de la fotografía exhibe algunos
rasgos propios de tinnunculus, que
están muy poco destacados. En el caso del diseño facial, donde una suave bigotera
y una muy discreta linea oscura postocular, junto a la práctica ausencia de
listado oscuro, recuerdan al diseño cefálico propio de los primillas. Sin
embargo, la tonalidad más clara del gris de la cabeza y las mejillas
blanquecinas descartan tal posibilidad. Si además, nos fijamos en el moteado
oscuro de las cobertoras medianas, y pecho demasiado marcado para un naumanii, podemos asegurar que se trata
de un macho adulto de Cernícalo vulgar (Falco
tinnunculus). En las fotografias que acompañan esta breve descripción se
pueden apreciar los rasgos típicos de la especie.
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