
Como estado pertenecemos a un conjunto de
países sensibles al ruido, la Unión Europea. Toda una legislación nos ampara y
protege de la contaminación acústica. La legislación europea marca el nivel del
ruido en los 55 decibelios durante el día, y en los 45 durante la noche. Nuestro país además ha desarrollado esta legislación en diferentes leyes,
códigos y ordenanzas municipales. Aún así, la contaminación acústica es una de
las que mayor incidencia tiene en nuestra calidad de vida. Pero no sólo en la
nuestra, también el la de multitud de especies que comparten nuestro entorno
urbano y rural. A partir de los 70 decibelios, la contaminación acústica es muy
perjudicial para cualquier forma de vida (perdonad esta inexactitud, tengo clara
la idea pero no como trasladarla al lenguaje escrito). Antes de cerrar este
párrafo, quiero aclarar una cosa, la peligrosidad del ruido depende no sólo de
su nivel (que se mide en decibelios), sino también del tiempo que dura la
exposición, es decir, de su continuidad.
Estrés, irritabilidad, ansiedad, dificultad de
concentración, bajo rendimiento escolar en los escolares y toda una serie de
sintomatologías, son patologías provocadas por el ruido. Los efectos no son sólo
individuales, también tienen un carácter social (incomunicación). ¿Pero cómo
afecta el ruido a especies que viven en entornos no urbanos, en entornos
naturales? O simplemente, ¿cómo afectan a otras especies?
Eso es lo que tratará d’explicar la La
Estación Biológica del P.N. de Collserola en un estudio
sobre la relación entre la contaminación acústica y las aves rapaces. “Se trata
de saber "el umbral" de ruido, ha dicho Cabañeros, director del
proyecto. Dentro de un año sabremos los resultados. Yo de momento se como le
afecta al Águila culebrera.
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