Atravesar la Península Ibérica desde el
Atlántico hasta el mediterráneo, es disfrutar de una gran variedad de paisajes.
Abandonadas las estepas castellanas, volvimos al Cantábrico para bordearlo
hacia el este el dirección al norte de Navarra. Seguro que ya suponéis que el
objetivo era muy claro. En efecto, teníamos la intención de ver el Ampelis
europeo (Bombycilla garrulus), que Pedro Arratíbel y Pedro
Arratíbel Jr. Descubrieron a las puertas del Señorio de Bertiz el 30 de
diciembre de 2012. Tras pasar la noche en Elizondo, nos plantamos con las
primeras luces del 5 de enero en la antigua entrada de Bertiz. Aquella era la
información que me habían facilitado y estaba claro que de estar, había de ser
allí, los aligustres estaban cargados de bayas y en las ramas de los árboles más
altos abundaban los muérdagos con sus blanquecinas bayas. Fuimos los primeros,
pero no los únicos, pronto empezó a llegar más gente. Primero Javier de Bilbao,
después Juan Carlos y Silvia de Huesca. Y fue a los pocos minutos de llegar
ellos cuando por fin apareció. Tardó en hacerlo, pero apareció. Al final unas
15 personas pudimos disfrutar de tan magnífica ave. Desgraciadamente el día no
acompañó. Una niebla espesa deslució la observación. No obstante, fue mucho lo
que disfrutamos con el pequeño emplumado. Aquí os dejo una foto testimonial y
un vídeo donde se ve como se acicala.
Con el tiempo justo decidimos acercarnos a Pamplona
a intentar el Pardillo alpino (Carduelis cabaret) que fue descubierto en el
parque de la Ciudadela de Pamplona por los mismos descubridores del Ampelis. Y
allí estaba, fiel a los tres abedules donde se alimentaba el grupo de lúganos
(Carduelis spinus) a los que acompaña.
La vuelta a Barcelona fue tranquila, peo aún llena
de emociones. A la altura del km 32 de la A-21 nos sobrevoló un grupo de
buitres a los que acompañaba ¡un Quebrantahuesos! Finalmente hicimos una parada
en los arrozales que hay en la A-127 pasado Ejea de los Caballeros y camino de
Tauste. Allí descansaban un mínimo de 440 grullas.
Unas vacaciones como éstas tardarán en volver. Desde
aquí quiero agadecer la ayuda de Pablo Fernández, Fernando Pereiras, Cosme Damián,
Marc Gálvez, José Ardaiz, Juan Carlos y Silvia (y perdón si me dejo alguno).
Ahora vuelta a la tranquilidad y el sosiego de las
costas de Barcelona, Maresme y comarcas cercanas, siempre llenas de emociones y
sorpresas.
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